Profesores como Intelectuales

La labor pedagógica que realizan los docentes día con día se ve afectada por la devaluación de la labor del educador y la misma deshabilitación del trabajo, dada por el surgimiento de nuevas ideologías educativas, sociales, económicas, cambios políticos y tecnocráticos (Giroux, 1990); si a esto le sumamos la rigidez del sistema educativo nos dará como resultado docentes desmotivados, escasos de confianza,  desinteresados y por supuesto sumisos ante el tradicionalismo educativo; este es el motivo de la existencia de lo que actualmente se denomina “crisis educativa".

           Los docente son quizás los más afectados por está “crisis” ya que, ellos y ellas deben cumplir con grandes demandas laborales, tales como las distintas configuraciones del rendimiento escolar y la escasa cantidad de material didáctico, infraestructura y recursos económicos para poder impartir las lecciones. (Giroux, 1990)

Una solución a la crisis educativa propuesta por Giroux (1990) radica en la unión colectiva para alzar sus voces, resaltar el pensamiento crítico y la autocritíca en la formación del docente que se desea ser, incluyendo en este la corriente pedagógica de agrado. Sin embargo la solución no radica solamente en los docentes si no en la sociedad en sí, según Giroux, citado por Flecha (1997), “Los niños y los jóvenes aparecen como objetivo de las industrias, pero también como víctimas de los consumos que éstas les ofrecen.” Es por esto que en los centros educativos se realicen las labores necesarias para no permitir que las futuras generaciones sean “presas fáciles” para esa parte de la sociedad que necesita jóvenes sin voluntad, es decir, marionetas dóciles hacia el cumplimiento de sus órdenes a cambio de una mínima remuneración económica, este es quizás uno de los retos más difíciles de la educación. 

Es importante como docente asumir los retos que se presentarán a diario, conflictos en el aula, la misma actualización de contenidos según la rama de estudio elegida, así mismo la implementación del pensamiento crítico dentro de nuestras aulas, esto mediante una buena relación estudiante-docente, por lo que para llevar a cabo estos cambios debemos actuar como docentes transformadores. (Giroux, 1990)

 Debemos ser claros y tener en mente que la educación o la enseñanza no es simplemente una adiestramiento de los jóvenes para con la sociedad, esta debe ser, la adquisición de pensamiento intelectual en la búsqueda de una sociedad libre (Giroux, 1990).

La implementación de la criticidad quizás no sea el único cambio que los intelectuales transformadores deben dar, también se debe fomentar el uso del dialogo, de tipo crítico y afirmativo, e incluso incluir a la política dentro del ámbito pedagógico para que se logre la evolución del pensamiento y se deje de observar a los estudiantes como objetos si no como las personas críticas que son. (Giroux, 1990)